La palabra motivación etimológicamente
une palabras de movimiento, acción y efecto y esto no deja de ser curioso.
Muchas veces confundimos más esta palabra con deseo que con acción. Y no deja
de ser un sentimiento pero uno de certeza, de acción de no parar hasta
conseguirlo. Es justamente la causa que nos lleva al movimiento, es lo que nos
provoca actuar.
¿Y que es un motivador? Yo lo
definiría como aquella persona que sabe sacar lo mejor de los que los rodean.
Muchas veces hablamos de cómo ha
cambiado una persona, generalmente a mal, y decimos: “él antes no era así”.
Pero ¿es esto cierto? Todos nosotros tenemos un lado maravilloso y un lado un
poco más oscuro. Cuando llevamos toda la vida sacando más cualidades del
maravilloso y de pronto sacamos en batería a pasear nuestro lado oscuro, y es a
raíz de tener en nuestra vida a alguien nuevo (jefe, compañero, amigo, padre, pareja,
etc), todos piensan que esa persona te hace ser lo que no eres. Pero en el
fondo también somos eso, ¿entonces qué papel tienen esas personas? Pues tienen
el merito de hacernos actuar con nuestro “reverso tenebroso”. Y es que nadie
nos cambia, pero si nos ayudan a potenciar y a desarrollar unas u otras facetas
de nuestra personalidad o de nuestras capacidades.
Igualmente hay ocasiones en que
ves a alguien con quien no teníamos mucha sintonía, como después de tener a
alguien nuevo en su vida, se convierte en alguien que nos parece fascinante. Y
ese tipo de personas son los que yo llamo motivadores, son aquellas personas
que causan en ti deseos de ser mejor, de innovar, de proactuar, de ir más allá
de tus límites, de desarrollar tu creatividad y de trabajar más allá de tus
obligaciones.
Tener un jefe o mando intermedio
con esa cualidad es lo mejor que le puede pasar a una empresa. Ese equipo será
capaz de sacar adelante cualquier proyecto y tendrá garantizada la fidelidad a
la empresa de todo su equipo humano.
Me ha ocurrido tener compañeros
que decían que era la primera vez que sentían que les daba pena irse del
trabajo, que echaban de menos la oficina, que llegaban el lunes con mil ideas
nuevas para aportar y todo eso había sido producto del ambiente y motivación
que inspiraba la persona con la que trabajaban.
Un motivador crea un buen
ambiente, los compañeros, los empleados y los clientes quieren estar al 100% en
sus asignaciones. Es el departamento donde todos quieren trabajar, es la
empresa con la que cualquier cliente quiere tener relación, son los compañeros
que todos se rifan.
Te inspira, te motiva, te hace
sentir que eres una parte esencial en el proyecto a realizar y te hace
descubrir capacidades que no sabías que tenías, te carga las pilas cuando te
sientes vencido, te formula preguntas que te hacen descubrir nuevos caminos, te
enseña en cosas que los temas que necesitas y terminas viendo como se
materializan trabajos que no te creías capaz de terminar.
¿Se nace o se aprende? Es cierto
que hay personas que tienen esa cualidad natural, que son los líderes naturales
y quizás no se puede llegar a tener totalmente ese magnetismo y empatía, pero
sin lugar a dudas la mayoría de las funciones de un motivador se pueden
aprender.
Por eso cuando te toque contratar,
pon un motivador en tu vida, cuando tengas que elegir amigos, quédate con los
que te motivan, cuando elijas una pareja que sea alguien que saque lo mejor de ti,
si actúas como padre no olvides que será tu mejor cualidad y si tienes uno
entre tus compañeros de trabajo, no te alejes que él. En resumen: ¡¡¡rodéate de
motivadores¡¡¡¡ y ¡¡se un motivador¡¡.
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