martes, 26 de mayo de 2015

Traducir adecuadamente cuando conoces el “idioma”


Todos tenemos claro cuando alguien nos habla en otro idioma que necesitamos traducir sus palabras para entenderle y que tenemos que buscar el modo de hablarle en un idioma que coincidamos, aunque sea en el de los gestos.
En una ocasión, una amiga me contaba que se habían hecho escala en Grecia en el crucero que estaban haciendo con su tía que era ya una mujer mayor. Al estar en ese lugar decidieron tomar un taxi y aprovechar para visitar otra ciudad cercana en ese día. Su tía le dijo que no quería ir, y que se quedaba paseando. Cuando regresaron ella estaba hablando con un señor que estaba allí con su burro y su tía le dijo que llevaba horas hablando con él. Pero: “ ¿Cómo?, Le preguntaron ellos, tú no hablas en griego, él no habla en español, no es posible que te hayas comunicado con él”. Sin embargo al preguntarle al hombre en ingles, se dieron cuenta de que su tía si había entendido a ese hombre y que ambos sabían mucho uno del otro.
Hoy quiero hablaros de traducir “a cada persona”, no de traducir idiomas compartidos por muchos. Cualquier madre nos diría que un silencio en cada uno de sus hijos representa probablemente algo muy diferente, en uno es un modo de mostrar su desacuerdo, en otro es una muestra de que te está observando y escuchando, y en otra es simplemente que siempre incluye un silencio antes de hablar para pensar lo que va a decir. Juzgar su silencio por igual en los tres sería un error, al comunicarse con ellos.
En nuestros trabajos ocurre igual, a veces tenemos el típico compañero cascarrabias, le pidas lo que le pidas, él protesta, se queja y rumia un buen rato. Pero uno sabe que no significa que esté en desacuerdo, o que no vaya a hacer lo que le has pedido, solo que le gusta protestar por todo. Alguien que no sepa "traducirlo", tendrá grandes problemas para trabajar con él, se enfrentará, le gritará, y terminaran peleando de verdad.
Otro ejemplo, es ese empleado o ese jefe, que sencillamente es “torpe” para decir algo. Cuando uno le conoce es capaz de abstraerse del modo en que dice las cosas, y entender lo que desea comunicar. Hasta que le conoces, te dan ganas de “matarlo” en repetidas ocasiones.
Esta el empleado monotarea, solo le puedes pedir una cosa al mismo tiempo, y una vez que la ha realizado (a la perfección hay que decirlo), puedes pedirle otra. Si le das tres asignaciones al mismo tiempo, suele bloquearse y será difícil que realice algo de lo que se le ha pedido. Por eso en este tipo de personas, es bueno decirle las cosas de una en una, y en caso de darle varías al mismo tiempo, indicarle la prioridad que le tiene que dar a cada una.  El caso contrario, es el multitarea, que no suele realizar las tareas con tanta perfección, pero que es capaz de sacar tres cosas al mismo tiempo. Es alguien, al que puedes recurrir para solucionar algo urgente o aquella persona que necesitas tener en departamentos donde el trabajo hay que realizarlo de forma rápida.
Conocer a cada persona con la que trabajas o que forma parte del equipo que diriges, es de vital importancia, porque de ese modo podrás hablarle “en su idioma” y traducir correctamente sus palabras y acciones. Es un grave error, interactuar y traducir a todo el mundo con las mismas reglas, porque cada persona es diferente y esa diferencia la tenemos que llevar a nuestro modo de comunicarnos con ella. 

Aunque todos en un equipo hablemos en el mismo idioma, todos y cada uno necesita "una traducción". Conocer a cada uno y "traducirle", nos garantizará los mejores resultados y seremos más eficientes.