martes, 19 de julio de 2016

Cuando tienes la razón y la pierdes al hablar

Es tan importante lo que se dice, como el modo en que se dice Últimamente hemos descuidado mucho el modo de decir las cosas.
Creo que todos nosotros hemos ido alguna vez cuando éramos pequeños, llorando a nuestra madre a decirle algo malo que nos ha hecho nuestro hermano, y nuestra madre nos ha terminado también peleando a nosotros, por el modo en que lo hemos contado y por cómo nos hemos expresado de nuestro hermano. En ese momento no podíamos entender por qué nuestra madre también se enfadaba con nosotros y al preguntarle hemos obtenido una de esas frases lapidarias que nos enseñan las madres: ¡tenías la razón, pero la has perdido por el modo en que lo has expresado¡.
Cuantas veces la pasión y la rabia nos hacen perder los papeles al expresarnos y nuestras palabras nos quitan la razón de lo que defendíamos.
Siempre es importante el modo en que nos expresamos, pero aún más lo es cuando estamos enfadados, con ira, o arrebatados por una pasión.
Desgraciadamente estamos viviendo en unos momentos donde hemos descuidado el respeto a la hora de hablar. El respeto es lo que hace que uno disfrute de una buena conversación con personas con las que tienes diferentes ideas. El respeto hace que tus palabras sean escogidas con cuidado para que no causen daño a la otra persona a pesar de que no estés de acuerdo con lo que esté haciendo o diciendo. Un respeto que es mutuo por supuesto.


Sin lugar a dudas, nuestros ambientes de trabajo mejorarían si ese respeto que nos enseñaban de pequeños fuese una variable a la hora de relacionarnos en nuestros entornos laborales. Yo doy fe de ello, porque he ganado grandes amigos, en compañeros a los que los que nos separaban muchos temas por encontrarnos en equipos que tenían que defender posturas contrarias.

¿El mejor consejo? el que nos daban nuestras madres: “cuida tanto lo que dices como el modo en que lo dices”