lunes, 9 de mayo de 2016

El Efecto Pigmalión

Hay personas que te al mirarte ven todas las posibilidades que hay en ti y saben motivarte para que las desarrolles.
Todos hemos tenido a ese profesor, que ha creído que su clase podía disfrutar de las matemáticas y les ha motivado mientras les enseñaba, y ha logrado que una clase entera sacará las mejores notas, y llegará a niveles más avanzados de los que su curso establecía.
Otros hemos tenido la ocasión de encontrarnos con esos jefes, que nos han presentado retos ante los que nosotros son sentíamos ineptos de alcanzarlos, y sin embargo nos han animado diciendo que sabían que teníamos esas capacidades y al final hemos sido esos profesionales que ellos intuían.
Eso son muestras del efecto Pigmalión, que consiste en que las expectativas que tenemos con respecto a otras personas condicionan su comportamiento y su rendimiento, y acaban haciéndose realidad.
No todos saben ver en alguien que todavía no ha alcanzado todo su potencial, esas capacidades que puede desarrollar si se le motiva y ayuda, pero esas personas hacen nuestros trabajos, nuestra enseñanza, nuestras familias y amigos mejores. Son personas que nos ayudan a desarrollar todo lo mejor que hay en nosotros, viéndolo incluso antes de que nosotros lo podamos percibir.
Hay dos claves fundamentales en todo ello: uno ser capaz de ver en otros su potencial y la otra es poder motivar y ayudar para que desarrolle todas sus habilidades.
No vale con decirle a todo el mundo tú puedes hacer de todo maravillosamente, porque al final esas expectativas tienen que llegar a poder ser posibles, y cada persona destacamos en determinadas cosas.  No sería realista que alguien me hubiese dicho a mí: ¡tú puedes ser una cantante famosa¡, porque como bien me decía mi abuelo cuando me escuchaba cantar en casa: ¡ No cantes hija, que te lo digo yo que soy tu abuelo¡. Si al final le dijésemos a todos que pueden hacer cualquier cosas por poco realista para su potencial, terminaríamos alimentando esperanzas que los frustrarían y les desviarían de las múltiples cosas que si que pueden hacer muy bien.
Y también se tiene que unir el saber motivar y guiar para que puedas desarrollar esas habilidades. La motivación es un arte y el guiar, confiar, y acompañar en el proceso de desarrollo también es un arte que no todos poseen.

Cuando encuentras alguien que tiene un equipo y sabe ver en cada uno de sus integrantes su potencial y los motiva a ser lo que pueden ser, ese equipo está destinado al éxito.