martes, 19 de agosto de 2014

El mundo al revés: cuando lo normal se convierte en raro. Las reclamaciones positivas.




Acababa de salir de trabajar, estaba agotada y al entrar en un supermercado pensé en comprar un poco de pollo asado y así no tener que cocinar. Me fui al puesto, pero no había nadie para atenderme, era mediodía y había menos empleados a la vista y así pasaron unos cinco minutos. Cuando pensaba en marcharme una voz desde la sesión de carnicería me habló y me dijo que iba a ver si él podía dármelo. Salió de su puesto donde en ese momento no tenía a ningún cliente y me atendió amablemente. En ese instante estaba tan agotada y tan agradecida que casi abrazo al señor mayor que me estaba atendiendo y al que conocía de comprar en la charcutería,  y sin exagerar casi sentía deseos de llorar de la emoción al sentir su amabilidad.

Cuando llegué a casa y hablé con una amiga por teléfono para contarle, ella me dijo: “que pena que nos resulte extraordinario lo que debería ser lo normal”. Y es verdad que cada vez termina siendo más raro que recibas como cliente un trato adecuado.

Y fue cuando inicie mi serie de reclamaciones positivas. Las reclamaciones se utilizan para quejarse del mal trato recibido o de un producto o servicio inadecuado, pero hoy uno recibe tantas veces ese trato que se cansa incluso de ponerlas. 

Y busque en la página del supermercado, un lugar donde pudiese expresarles mi agradecimiento y felicitarles por contar con ese tipo de empleados. Pero no encontraba un espacio para ello, no era una consulta, no era una queja. Y pensé a cuál de los apartados le dan más valor las empresas, y era fácil la respuesta: a las quejas, así que escribí en el apartado de quejas, mi reclamación positiva. Sólo sabía el nombre de figuraba en la chapa del señor que me había atendido, pero desconocía sus apellidos. Aún así escribí y les felicite por tener dentro de su personal personas como él. Ellos me respondieron agradeciéndome su nota, creo que más sorprendidos que yo.

Después de eso, lo he hecho en otras ocasiones, cuando me he encontrado ese tipo de persona con la que una se siente atendida, escuchada y satisfecha tanto por el producto o servicio adquirido como por el trato recibido.

Y ojala que todos nosotros además de emocionarnos por un trato maravilloso recibido, lo sepamos reconocer ante la empresa. Porque ese tipo de personas son las que queremos y necesitamos en atención al cliente. Y sigamos agradeciendo el día que de nuevo vuelva a ser normal.