jueves, 6 de marzo de 2014

Cuando las palabras no bastan




Desde que nacen los niños nos empeñamos en que aprendan a hablar para poder comunicarnos con ellos, y sin embargo hoy pienso que eso es casi una paradoja. Los bebes están enlazados a los sentimientos y perciben lo que se siente mucho más aún de lo que se dice, y fluyen más en el sentimiento de sus seres importantes que en los suyos. El humor de un bebe depende en gran manera del de su madre.

Y la traducción de una madre con su hijo es la mejor que se puede encontrar, a una madre no hace falta decirle como estamos. Nos miran a la cara y ya saben lo que nos pasa. ¿No les ha ocurrido nunca eso de entrar en su casa y su madre les mira y les dice a ti te pasa algo? y uno cuando es pequeño sabe con certeza que su madre tiene súper poderes porque siempre sabe o eso o es que ha contratado todo un sistema de espionaje que le hace llegar la información en tiempo real.

Pero no es nuestra cara lo único que le da pistas, nooooo¡¡¡. En Andalucía se dice que no es lo que se dice sino el tonito con el que se dice, y uno piensa ¿con qué tono lo habré dicho que ya me ha pillado otra vez? sin verme ni siquiera, tan solo con una llamada, ya sabe ¿es para sospechar o no?, no cabe duda son adivinas. 

Y uno practica y practica delante del espejo, a poner caras y a decir una misma frase con tono neutro, pero no llega nunca a lograr que ellas no utilicen esa mirada de inteligencia emocional que detecta en nosotros cualquier cambio. Superman hubiese dado cualquier cosa por poseer esa mirada, de haberla tenido ni la kryptonita hubiese podido con él.

Pero crecemos y aprendemos a hablar, las palabras nos inundan, invaden nuestra mente y centramos todos nuestros afanes de comunicación en el uso de esas palabras. Y sin embargo y a pesar de las muchas palabras que existen, dicen que más de 200.000 en nuestra lengua, y de las pocas que logramos utilizar en nuestro vocabulario diario, unas 300, nos ocurre a veces que no encontramos palabras para expresar lo que queremos y lo que sentimos.

Entonces ¿por qué las palabras no bastan? tal vez porque en los tres componentes de la comunicación las palabras solo ayudan a construir el mensaje. Y hasta el mensaje necesita además del uso de palabras, de la buena coordinación de las mismas, del apoyo de nuestro cuerpo al ratificar esas palabras y del tono con el que son dichas.

Y está la persona que las dice, en ese momento, de cómo se siente, de su claridad mental, de sus sentimientos, de su stress mientras las dice, de su actitud, de sus ganas de decirlas, de su modo general de hablar y de su modo particular del momento en que se encuentre.

¿Y el que escucha? bueno en ese caso, depende de lo que quiere oír, de cómo se siente, de lo que siente por quien le habla, de su capacidad para interpretar las palabras, de su actitud  y de lo ocupada que tenga en ese momento su mente.

Con todo, las palabras no bastan.

2 comentarios:

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    1. Pues estoy muy de acuerdo contigo, las palabras no bastan y muchas veces sobran. Yo prefiero disfrutar de algunos silencios como el que acompaña a un abrazo ;)
      Enhorabuena por el blog!
      Evita

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