lunes, 3 de marzo de 2014

Fuera la desgana de la rutina


Sonrisa de un niño

Los mayores perdemos la capacidad de ver las cosas con maravilla, asombro y entusiasmo una vez que las hemos visto una vez. La rutina nos hace tener esa desgana que sentimos al repetir una operación muchas veces.

Esta semana mi sobrino pequeño me hacía pensar en esto. Le ponía la capucha de su sudadera y el trataba de quitársela con cara de pinta, y cuando se la quitaba sonreía y cuando yo se la volvía a colocar, aun reía más. No importa cuántas veces repitas la acción, su cara y sus risas son las mismas, o van en incremento. Y te contagia, y nunca pensaste que ponerse una capucha fuese tan divertido.

Ese mismo día había descubierto la palabra exquisito, cuando al darme uno de sus papeles yo la utilice  para describir una foto de comida. Cada dos por tres, se le escuchaba desde un lado de la habitación, decir "Exquisitoooooooo", con un tintineo y música que hacía parecer hasta esa palabra más exquisita jajajaja.

Y la felicidad debe depender mucho de esto. De saber hacer cada día algo diferente, no por el hecho de hacer cosas diferentes, sino hacerlas con ánimo diferente, con matices distintos, con detalles inesperados.

Hay personas que no han perdido esa capacidad al crecer y que hacen que compartir con ellas cualquier momento sea una aventura increíble y divertida. Hasta la tarea más tediosa se convierte en diversión cuando las compartes con este tipo de personas.

Tener a alguien así como amiga, como familia, como compañera de trabajo, como jefe, como vecino, como portero, como hijo, como hermano, etc. es el regalo para agradecerle a la vida.

Otros tenemos que volver a practicar para recordar lo que olvidamos, y ejercitarnos para recobrar esa capacidad de niños. Quizás nos lleve tiempo y esfuerzo, pero conseguirlo es algo por lo que estaremos satisfechos el resto de nuestra vida, porque estaremos poniendo los cimientos de la felicidad.

De seguro que les ha pasado, el día que se levantan con pesadez, negativos, cansados y rendidos, ese día se vuelve interminable, hasta las tareas más agradables se vuelven agotadoras. Y por el contrario ese día que amanecieron felices sin saber por qué, ese día descubren tantas cosas maravillosas, hasta lo difícil se convierte en interesante y hasta lo horrible parece tener un lado bueno.

Y ¿quién decide nuestra actitud?, sin lugar a dudas no es lo que nos ocurre, sino cómo lo afrontamos y nosotros decidimos cómo vamos a estar. Cierto que hay día en que uno amanece más negativo, y cuesta cambiarse y ponerse la visión positiva, pero una vez que sintonizas tu visión todo se vuelve más fácil, todo es sencillamente agradable y el día acaba sorprendiéndote.

Así, que no te rindas y persiste en hacer de tu día algo distinto, nuevo, fascinante y motivador para ti y para todos los que te rodean. Se y rodéate de este tipo de personas



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