Los mayores perdemos la capacidad de ver las cosas con maravilla, asombro y
entusiasmo una vez que las hemos visto una vez. La rutina nos hace tener esa
desgana que sentimos al repetir una operación muchas veces.
Esta semana mi sobrino pequeño me hacía pensar en esto. Le ponía la capucha
de su sudadera y el trataba de quitársela con cara de pinta, y cuando se la
quitaba sonreía y cuando yo se la volvía a colocar, aun reía más. No importa cuántas
veces repitas la acción, su cara y sus risas son las mismas, o van en
incremento. Y te contagia, y nunca pensaste que ponerse una capucha fuese tan
divertido.
Ese mismo día había descubierto la palabra exquisito, cuando al darme uno de
sus papeles yo la utilice para describir una foto de comida. Cada dos por
tres, se le escuchaba desde un lado de la habitación, decir
"Exquisitoooooooo", con un tintineo y música que hacía parecer hasta
esa palabra más exquisita jajajaja.
Y la felicidad debe depender mucho de esto. De saber hacer cada día algo
diferente, no por el hecho de hacer cosas diferentes, sino hacerlas con ánimo
diferente, con matices distintos, con detalles inesperados.
Hay personas que no han perdido esa capacidad al crecer y que hacen que
compartir con ellas cualquier momento sea una aventura increíble y divertida.
Hasta la tarea más tediosa se convierte en diversión cuando las compartes con
este tipo de personas.
Tener a alguien así como amiga, como familia, como compañera de trabajo,
como jefe, como vecino, como portero, como hijo, como hermano, etc. es el
regalo para agradecerle a la vida.
Otros tenemos que volver a practicar para recordar lo que olvidamos, y
ejercitarnos para recobrar esa capacidad de niños. Quizás nos lleve tiempo y
esfuerzo, pero conseguirlo es algo por lo que estaremos satisfechos el resto de
nuestra vida, porque estaremos poniendo los cimientos de la felicidad.
De seguro que les ha pasado, el día que se levantan con pesadez, negativos,
cansados y rendidos, ese día se vuelve interminable, hasta las tareas más
agradables se vuelven agotadoras. Y por el contrario ese día que amanecieron
felices sin saber por qué, ese día descubren tantas cosas maravillosas, hasta
lo difícil se convierte en interesante y hasta lo horrible parece tener un lado
bueno.
Y ¿quién decide nuestra actitud?, sin lugar a dudas no es lo que nos ocurre,
sino cómo lo afrontamos y nosotros decidimos cómo vamos a estar. Cierto que hay
día en que uno amanece más negativo, y cuesta cambiarse y ponerse la visión
positiva, pero una vez que sintonizas tu visión todo se vuelve más fácil, todo
es sencillamente agradable y el día acaba sorprendiéndote.
Así, que no te rindas y persiste en hacer de tu día algo distinto, nuevo,
fascinante y motivador para ti y para todos los que te rodean. Se y rodéate de este tipo de personas
No hay comentarios:
Publicar un comentario