Hay personas que te al mirarte ven todas las
posibilidades que hay en ti y saben motivarte para que las desarrolles.
Todos hemos tenido a ese profesor, que ha creído
que su clase podía disfrutar de las matemáticas y les ha motivado mientras les
enseñaba, y ha logrado que una clase entera sacará las mejores notas, y llegará
a niveles más avanzados de los que su curso establecía.
Otros hemos tenido la ocasión de encontrarnos
con esos jefes, que nos han presentado retos ante los que nosotros son sentíamos
ineptos de alcanzarlos, y sin embargo nos han animado diciendo que sabían que
teníamos esas capacidades y al final hemos sido esos profesionales que ellos intuían.
Eso son muestras del efecto
Pigmalión, que consiste en que las expectativas que tenemos con respecto a
otras personas condicionan su comportamiento y su rendimiento, y acaban
haciéndose realidad.
No todos saben ver en alguien que
todavía no ha alcanzado todo su potencial, esas capacidades que puede
desarrollar si se le motiva y ayuda, pero esas personas hacen nuestros
trabajos, nuestra enseñanza, nuestras familias y amigos mejores. Son personas
que nos ayudan a desarrollar todo lo mejor que hay en nosotros, viéndolo incluso
antes de que nosotros lo podamos percibir.
Hay dos claves fundamentales en
todo ello: uno ser capaz de ver en otros su potencial y la otra es poder
motivar y ayudar para que desarrolle todas sus habilidades.
No vale con decirle a todo el
mundo tú puedes hacer de todo maravillosamente, porque al final esas
expectativas tienen que llegar a poder ser posibles, y cada persona destacamos
en determinadas cosas. No sería realista
que alguien me hubiese dicho a mí: ¡tú puedes ser una cantante famosa¡, porque
como bien me decía mi abuelo cuando me escuchaba cantar en casa: ¡ No cantes
hija, que te lo digo yo que soy tu abuelo¡. Si al final le dijésemos a todos
que pueden hacer cualquier cosas por poco realista para su potencial,
terminaríamos alimentando esperanzas que los frustrarían y les desviarían de
las múltiples cosas que si que pueden hacer muy bien.
Y también se tiene que unir el
saber motivar y guiar para que puedas desarrollar esas habilidades. La
motivación es un arte y el guiar, confiar, y acompañar en el proceso de
desarrollo también es un arte que no todos poseen.
Cuando encuentras alguien que
tiene un equipo y sabe ver en cada uno de sus integrantes su potencial y los
motiva a ser lo que pueden ser, ese equipo está destinado al éxito.